¿Es posible dejar la mente en blanco?

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¿Es posible dejar la mente en blanco?

Muchas veces, cuando estamos estresados, ansiosos o abrumados por los problemas, nos gustaría poder dejar la mente en blanco y olvidarnos de todo. Sin embargo, ¿es esto realmente posible? ¿Qué implica dejar la mente en blanco? ¿Qué beneficios o riesgos tiene? En este artículo, vamos a explorar estas cuestiones desde una perspectiva científica y psicológica, y te daremos algunos consejos para lograr una mayor calma mental.

¿Qué significa dejar la mente en blanco?

Dejar la mente en blanco es una expresión que se usa para referirse a un estado mental en el que no hay pensamientos, imágenes, emociones o sensaciones. Es decir, una ausencia total de actividad cognitiva o consciente. Sin embargo, este concepto es muy ambiguo y puede tener diferentes interpretaciones según el contexto o la persona que lo usa.

Por ejemplo, algunas personas pueden entender dejar la mente en blanco como una forma de relajarse, desconectar o dormir. Otras pueden asociarlo con una técnica de meditación, concentración o atención plena. También hay quien lo relaciona con un fenómeno involuntario, como un bloqueo mental, un lapsus o un shock traumático.

En cualquier caso, dejar la mente en blanco implica una reducción o eliminación de los estímulos internos o externos que captan nuestra atención y generan actividad cerebral. Pero, ¿es esto posible desde un punto de vista fisiológico y psicológico?

¿Fisiológicamente se puede dejar la mente en blanco?

Para la fisiología, dejar la mente en blanco es prácticamente imposible. El cerebro es el órgano más complejo y activo del cuerpo humano, y está constantemente procesando información proveniente de los sentidos, el cuerpo y la memoria. El cerebro consume alrededor del 20% del oxígeno y la glucosa del organismo, y genera alrededor del 25% del gasto energético total.

El cerebro está formado por unos 86 mil millones de neuronas que se comunican entre sí mediante impulsos eléctricos y químicos. Estas conexiones neuronales forman redes que se activan o desactivan según las demandas del entorno o las tareas que realizamos. Estas redes se conocen como redes cerebrales funcionales².

Una de estas redes es la red neuronal por defecto (RND), que se activa cuando no estamos realizando ninguna tarea específica y dejamos vagar nuestra mente. La RND está relacionada con procesos como la imaginación, la creatividad, el recuerdo, el autoconocimiento o la planificación. La RND se desactiva cuando realizamos tareas que requieren concentración o atención focalizada.

Otra red es la red neuronal ejecutiva (RNE), que se activa cuando realizamos tareas cognitivas complejas que requieren control inhibitorio, memoria de trabajo, razonamiento o toma de decisiones. La RNE se desactiva cuando no estamos realizando ninguna tarea específica.

Estas dos redes son antagónicas, es decir, cuando una se activa la otra se desactiva. Sin embargo, existe una tercera red que actúa como intermediaria entre ambas: la red neuronal de atención (RNA). La RNA se activa cuando tenemos que cambiar el foco de atención entre diferentes estímulos o tareas. La RNA permite modular la actividad de las otras dos redes según las demandas del entorno o las metas personales.

Estas tres redes son solo algunas de las muchas que existen en el cerebro humano. Todas ellas están interconectadas y se influyen mutuamente. Además, el cerebro tiene una gran capacidad de adaptación y plasticidad, lo que significa que puede modificar su estructura y funcionamiento según las experiencias vividas.

Por todo ello, podemos afirmar que el cerebro nunca está en blanco ni en reposo. Siempre hay alguna red neuronal activa o alguna actividad cerebral residual. Incluso cuando dormimos, el cerebro sigue procesando información y generando sueños. La única forma de dejar el cerebro en blanco sería provocar una muerte cerebral, lo que implicaría la pérdida irreversible de todas las funciones vitales.

¿Es posible dejar la mente en blanco desde un punto de vista psicológico?

Desde un punto de vista psicológico, dejar la mente en blanco tampoco es fácil ni deseable. La mente es el conjunto de procesos mentales que nos permiten percibir, pensar, sentir, recordar, aprender, comunicarnos y actuar. La mente es el resultado de la actividad cerebral, pero también está influida por factores sociales, culturales y emocionales.

La mente humana tiene una tendencia natural a generar pensamientos, ya sean voluntarios o involuntarios. Estos pensamientos pueden ser positivos, negativos o neutros, y pueden tener diferentes funciones: resolver problemas, planificar el futuro, recordar el pasado, expresar emociones, crear fantasías, etc. Los pensamientos son una forma de procesar la información y darle sentido a la realidad.

Sin embargo, no todos los pensamientos son útiles o adaptativos. A veces, los pensamientos pueden ser irracionales, distorsionados o excesivos, y pueden generar malestar psicológico o interferir con el funcionamiento diario. Estos pensamientos se conocen como pensamientos automáticos negativos (PAN), y son típicos de trastornos como la depresión, la ansiedad o el estrés.

En estos casos, muchas personas pueden sentir la necesidad de dejar la mente en blanco para escapar de sus pensamientos negativos. Sin embargo, esto puede ser contraproducente por varias razones:

  • Intentar suprimir los pensamientos negativos puede tener un efecto rebote, es decir, hacer que aparezcan con más frecuencia e intensidad.
  • Evitar los pensamientos negativos puede impedir que se afronten las situaciones que los generan o que se busquen soluciones alternativas.
  • Ignorar los pensamientos negativos puede dificultar que se identifiquen las creencias o emociones subyacentes que los sustentan.

Por lo tanto, dejar la mente en blanco no es una estrategia eficaz para manejar los pensamientos negativos. Más bien, lo que se recomienda es aprender a observarlos con distancia y sin juicio, reconociendo que son solo productos de la mente y no reflejan la realidad objetiva. Esto se puede lograr mediante técnicas técnicas de relajación o incluso de meditación.

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